Lima fue una locura. Seguía enferma sin poder ir a ningún lado y el hostel en el que me hospedaba parecía un manicomio; cada cual estaba peor. Pensé...a donde he venido?
Me encontré con personas que había conocido durante el viaje y a dos de los cuatro chicos que conocimos en La Isla del Pescado en el salar de Uyuni, tres de Madrid y uno de Baires.
Todas las noches dormía con compañeros de habitación que no pagaban la estadía: cucarachas. A miles. Debido a esto, cada día me acostaba en una cama diferente sin decirle nada a nadie.
Tuve que estar unos días sin poder irme a ningún lado, porque no paraba de ir al baño. Fueron unos 4 o 5 días los que tardé en viajar a Trujillo, unas 9 horas en micro, como de costumbre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario