Es un antiguo teatro convertido en una biblioteca enorme en donde puedes sentarte y leer todo el día sin que nadie te diga nada. También puedes comprar libros, para eso esta, y tomar una café mientras el pianista con sus obras da sentido a tu imaginación. Escuchándolo podría escribir un libro entero. Jomes, mi gran amigo músico, tuvo el privilegio de poder tocar para el público que quedábamos a los pocos minutos del cierre, recibiendo aplausos y una cerveza en nombre de la casa. El hombre de la foto, es el pianista oficial del lugar; un artista también.
Ailofiu!
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